martes, 21 de septiembre de 2010

TRABAJO PRACTICO TEXTO ARGUMENTATIVO

¿SOMOS LO QUE CONSUMIMOS?

El otro día quede sorprendida al ver que una alumna de 2do. grado no comprendía un ejercicio simple de sucesiones numéricas, y demoró 15 días en comprenderlo y aun no estoy segura de que así lo haya hecho. Pero me preguntó si veía el programa de Tinelli y comenzó a contarme con lujo de detalle, las últimas noticias de la telenovela: que Coqui había besado a tinelli, o que era lo que ella imaginaba por que justo se habían ido al corte, que Coqui bailará, que el jurado se pelea, etc, etc.

Otro alumno cuyo padre es ingeniero agrónomo me contó que su padre veía a Tinelli y que se quejaba diciendo “estudie toda mi vida y lo sigo haciendo, para terminar viendo esto, no es posible es una adicción tengo que ir al psicologo”.

Me pregunté a mi misma ¿Cómo es que Tinelli tiene semejante raiting?¿ es esto lo que la sociedad demanda?, ¿como es posible que tanta gente y de todos los niveles se interese por tanta frivolidad, escudada en el fin solidario?. ¿Es válido preguntarse si el fin justifica los medios?; justifica tanta desmesura, tanto exhibicionismo barato, tanto tiempo perdido.

Pienso que Marcelo Tinelli utiliza recursos que son simbólicos para la gente y los resignifica, en una suerte de golpe bajo. Esto básicamente se ve en los programas en los que cumple sueños, vos podés ver que hay gente que va con las expectativas de satisfacer sus necesidades por medio del programa. No creo que esto sea negativo, pero el recurso bajo que utiliza aquí el programa, es la trivialización de estas cosas tan significativas para la gente. ¿En qué sentido trivializa? Cuando por ejemplo ves un niño llorando porque no puede ir a la escuela en el monte y después, así como si nada, lo podés ver a Ricardo Fort como malgasta su dinero y entrega tarjetas de crédito a la acompañante de turno, o paga cirugías a chicas que recién cumplen la mayoría de edad y que no las necesitan, e instalan una suerte de terminología que ahora se utiliza para este tipo de mujeres “mujeres tuneadas”, quedando reducidas a ser un simple objeto, como un auto.

Roberto Carlos Perez licenciado en comunicación establece la siguiente comparación: “Es como si vos dominaras a un ejercito de adictos a las drogas con cocaína. Si vos le das la cocaína, seguro te siguen, y si les ofreces dosis diarias te armas un buen ejército. Con Tinelli es lo mismo, el espectador busca esa droga que lo aleja de la realidad y que lo hace soñar que son Ricardo Fort, que tienen toda la plata y que los problemas del mundo real ya no existen. De una forma u otra, controla el país así, sino ¿por qué crees que todos los gobiernos de turno quieren transar con él?” Mirá lo que logró con De Narvaéz o con Macri, conquistar a todo el país casi. Ahora son dos pichones, dos pobres pibes que ayudan a las ancianas a cruzar las calles, en fin, dos personas sin pasado.”

Tinelli con su programa logra mezclar, el sueño con la triste realidad, lo banal con lo sagrado, al rico y al pobre.


Es que nuestra cabeza esta tan llena de conflictos y a la hora de encender el aparato bobo, todos optamos por algo Light, por entretenimiento, poca reflexión, poco análisis, poco esfuerzo mental.

Además el horario en plena franja de protección al menor, es el programa que ven nuestros hijos, la familia reunida. Mientras Tinelli nos tiene expectantes de su franco histeriqueo mediático, y al día siguiente y el fin de semana los programas que repiten el producto como si el material televisivo se agotara en este programa.

Lo cierto es que los medios parecen tomados por el programa y hay quienes hablan de una franca tinelización. No solo los medios, también nuestros cerebros, parecen invadidos por esto, mas de la mitad de la sociedad esta preocupado para ver si Tinelli conseguirá o no compañera, mientras él se debate en un histeriqueo constante con cuanta mujer curvilínea se presente en su programa.

Me pregunto inútilmente, si finalmente mi alumna terminará por aprender esa simple sucesión numérica, o si su cabeza seguirá rondando por la vana oferta televisiva, y si el ingeniero podrá superar la culpa que le produce el hecho de quedar atrapado en la telaraña mediática.

Por último sostengo que a mí nunca me gustó lo que hizo Tinelli, y me parece que la gente que lo ve no tiene la culpa de estar dominada por el establishment, por la moda, por el status quo. En fin, si 10000 moscas comen ******....

Bensignor Gabriela

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